La reducción de la instalación de hogar abierto en una nueva construcción nos da la oportunidad de observar las diferencias entre hogar abierto, hogar cerrado y inserto… Y explicarle por qué las dos últimas ser preferible al primero.
Hogars abiertos, hogars cerrados y insertos, ¿de qué hablamos exactamente?
El hogar abierto es la chimenea tradicional, en la que se puede disfrutar directamente del espectáculo de la llama y su crepitar. Si el hogar abierto propone un ambiente muy apreciado, su potencia calorífica es, por desgracia, muy inferior a la de sus competidoras, el hogar cerrado y el inserto.
Reconocible gracias a su « techo piramidal », el hogar cerrado se compone de un cuerpo calefactor de acero o hierro fundido y una puerta de cristal. El hogar cerrado requiere la creación de un revestimiento adecuado con rejillas de ventilación en la parte inferior y superior. Una vez instalada en su encofrado a medida, sólo quedan visibles el cristal del hogar cerrado y su marco.
Al igual que el hogar cerrado, el inserto es un bloque de acero o hierro fundido equipado con una ventana que se abre y que se integra en un hogar existente. Con algunas adaptaciones, especialmente a nivel de la chimenea, el inserto es una solución utilizada en la renovación de antiguas hogars abiertos.
Comparar el rendimiento
Además de la difusión del calor por convección, el cristal del hogar cerrado o el inserto permitirán una difusión más directa del calor por radiación. Al final, para la misma cantidad de leña, el calor liberado por estos dos dispositivos será mucho mayor que el liberado por un hogar abierto.
Los rendimientos energéticos de estas tres soluciones:
– Hogar abierto: 10 a 15% (se pierde más del 80% del calor generado)
– Hogar cerrado: 70 a 85%
– Inserto: 70 a 85%
Tenga en cuenta que una mayor eficiencia también significa ahorro de combustible para el usuario y, por tanto, una reducción de la factura energética.
Objetivo: reducción de emisiones contaminantes
La reducción de la instalación de hogar abierto en favor de aparatos de nueva generación y más eficientes es también una cuestión ecológica, porque este tipo de instalaciones, antiguas o recientes, siguen emitiendo especialmente partículas finas (y más aún si el combustible utilizado y/o la instalación es de mala calidad).
El objetivo del plan no es abandonar la calefacción de leña, que es una fuente de energía renovable y neutra en carbono, recordemos, sino todo lo contrario, es hacer más eficiente la calefacción de leña. La renovación de lo antiguo con dispositivos es, por tanto, una palanca imprescindible a activar, pero no la única.
El plan enfatiza otros dos puntos igualmente importantes:
– Utilizar combustible de buena calidad con un nivel de humedad del 20% como máximo para una combustión más eficaz y económica,
– Disponer de una instalación conforme, controlada y mantenida periódicamente.
La combinación de estos tres factores puede permitir dividir las emisiones de partículas finas por 10.
Todo lo que queda por hacer es!